PERROS DE LA CALLE


Fin de semana, llega el gran asueto,
Empieza la fiesta, ya suena la música
Y corre el alcohol por la quebrada garganta.

Perros de la calle… con sus afiladas navajas
Guardadas en los bolsillos,
Esperando encontrar donde cortar y dejar su firma…
En ese cuerpo libre e inocente,
Para así poder hacer una muesca más
En su empuñadura de nácar…

Se creen los amos del mundo
Y sesgando vidas van…
No piensan en el daño que realizan
Ni en las secuelas que sus acciones producen en los demás.

Solo ven en el suelo, a su victima, rodeada de un gran charco
De sangre, luchando por la vida que le dio un buen día su madre;
Y el perro de la calle, se vanagloria de su acción,
Uno más para su gran colección.

Son perros de la calle
Y viven para su nombre oír pronunciar
No distinguen entre amigos ni entre hermanos,
Solo ven el acero frío en la absoluta oscuridad.

Un herido más en su gran cuenta personal,
Y un gran trago para envalentarse aún mucho más,
Los sentidos quedan anulados por los efectos del alcohol
Y quien sabe si algo más…
Y la adrenalina hace fuerza en su interior
Al percibir otra víctima más, que hará caer en su afilado puñal

Perros de la calle en las noches de cualquier ciudad,
Van infundiendo el miedo y la horrible muerte
Acechando tras ellos está.